En el proceso de desarrollar un plan de metas, con frecuencia caemos en la trampa de fijar “metas realistas”. Y por “realistas” entendemos metas que no sean demasiado exigentes, de manera que tengamos cierta seguridad de poder alcanzarlas. En lugar de establecer objetivos ambiciosos, optamos por metas modestas que hagan uso de las que percibimos…