¿Cómo reconocer al escritor perfeccionista?

El perfeccionismo es una de esas enfermedades que nos invade sin que nos demos cuenta, ya que viene disfrazada de virtud, de cualidad positiva. Después de todo, desde pequeños hemos escuchado que debemos esforzarnos por ser perfectos en todo lo que hacemos, que siempre podemos hacer las cosas mejor, que debemos aprender a evitar los errores, las fallas y las imperfecciones a toda costa, y que esa es la manera de agradarle a todo el mundo, ya que la calidad de tu trabajo te define como persona y que tu valor personal depende solo de tu habilidad para conseguir esos estándares de excelencia que la sociedad ha impuesto. 

Sin embargo, una mirada a la definición de perfeccionismo que da la Real Academia Española no brinda otra perspectiva muy distinta. Perfeccionismo:  ‘Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado”. Desde este punto de vista las cosas cambian. La trampa del perfeccionismo no consiste en fijarse unos estándares elevados sino imponerse estándares inalcanzables.

Para el escritor perfeccionista existe una sola manera de hacer las cosas; piensa que si hay que hacer algo, debe hacerse perfectamente o no hacerse; cree que el cometer errores lo hace menos exitoso, menos agradable e incluso menos valioso; considera que las cosas están bien o mal hechas y que no hay nada entre estos dos extremos. Sin embargo, creer que sólo podemos escoger entre dos opciones —lo perfecto y lo imperfecto— nos impide ver todas las posibilidades existentes.

Visto desde este esta perspectiva, es fácil ver que el perfeccionismo, lejos de ser una virtud es una trampa que te condena a nunca finalizar tus proyectos de escritura por sentir que siempre puedes mejorarlos y considerar que aún no están acabados.

He aquí diez características  y comportamientos del escritor perfeccionista, de manera que puedas reconocerlos y evitarlos:

1. El perfeccionista corrige un párrafo una y otra vez con la seguridad que aún puede estar mejor, hasta que ninguna oración le funciona y termina por destruir la idea, enturbiarla o convertirla en algo que carece de pasión u originalidad. Tal vez por eso, en su libro Silencios, la escritora Tillie Olsen se refería al “cuchillo de la actitud perfeccionista”. Y hablaba de como el perfeccionismo era un estorbo para la creatividad.

2. El perfeccionista no acepta que cometer errores sea algo natural, sino que lo ve como un defecto personal que no tiene por qué ocurrir. Por esta razón, la simple idea de equivocarse le produce temor y angustia a tal punto que se paraliza y prefiere no empezar. Decide que solo comenzará a escribir cuando hayan alcanzado la perfección. Por supuesto esto último es absurdo ya que la única manera de mejorar es la práctica.

3. Es importante no confundir el perfeccionismo con el deseo de lograr mejores resultados. El perfeccionismo se caracteriza por una excesiva autoexigencia que produce frustración cuando los planes no salen con la perfección esperada, lo cual suele suceder casi siempre, ya que en la mayoría de los casos las expectativas superan a las posibilidades reales.

4. Los escritores perfeccionistas jamás parecen encontrar el momento adecuado para escribir, su escritorio o lugar de trabajo nunca le parecen lo suficientemente limpio, iluminado u Siempre hay demasiado ruido, mucho frío o mucho calor y demasiadas distracciones. Así que siempre está posponiendo la escritura, esperando que se den todas las condiciones ideales.

5. Los escritores que demandan perfección de sí mismos suelen evitar todo tipo de riesgos, son excesivamente cautelosos y nunca salen de su zona de confort. Cuando lo escrito no sale de acuerdo a las expectativas, el perfeccionista se culpa y se castiga, a veces con excesiva Abandona la escritura, comienza poner en duda sus habilidades y el propósito de su libro.

6. Muchos escritores perfeccionistas sienten que su medio les exige ser perfectos, sufren la presión de creer que viven bajo el escrutinio de quienes los rodean: el mercado, los críticos, los lectores, los libreros, sus demás colegas. Tienden a ser poco productivos dado que están tan ocupados en ser “perfectos” que no les queda tiempo para nada más. Lo peor de todo es que es su ansiedad por evitar la desaprobación, el rechazo y la crítica de unos cuantos, llegamos a renunciar a la idea de escribir y compartir nuestras ideas con el mundo entero.

7. Los escritores perfeccionistas son su peores críticos. Jamás están satisfechos con nada de lo que escriben. Relacionan cualquier error o imperfección con una falta de valía personal. Y como son incapaces de reconocer nada bueno en lo que ha escrito, comienzan a dudar de su talento, de sus habilidades o de su capacidad para presentarle sus ideas a sus lectores.

8. En lugar de enfocarse en sus fortalezas vive constantemente obsesionado con sus debilidades. La trampa del perfeccionismo termina por convertirse en un círculo vicioso, ya que entre más nos esforzamos por ser perfectos en todas las áreas, más ansiedad sentimos y dicha ansiedad termina por convencernos que nuestro mejor esfuerzo nunca será

9. Quien sufre de este terrible mal siente que a menos que sea perfecto el éxito lo evadirá. Esto crea una presión y un estrés que pueden llegar a generar estados de profunda depresión. Muchos incluso llegan a verse a sí mismos como un fraude como escritores. Terminan por aceptar que no importa cuanto traten de mejorar, o si logran terminar su libro, o inclusive publicarlo, en su interior saben que en realidad no son escritores. Que son impostores porque aún les falta algo que a lo mejor jamás van a alcanzar.

10. Para el escritor perfeccionista el primer borrador no existe. Quiere que esa primera versión sea la final, esté perfecta y no necesite ningún tipo de edición. De hecho cae en la trampa de querer corregir y editar al mismo tiempo que escribe la primera versión del texto. Esto hace que no avance. Olvida que después de la escritura viene la reescritura, las revisiones, la edición y con cada pasada el texto mejorará. Pero en algún momento este proceso de reescritura debe llegar a su fin.

¿Reconoces alguna de estas características en tu manera de ser o actuar? Si es así, asegúrate que no sea un síntoma de este gran enemigo del éxito. No olvides que el perfeccionismo es un mal hábito disfrazado de virtud. Y al estar camuflado de virtud parece más amigo que enemigo, pero en realidad es responsable de muchas frustraciones y sueños fallidos.

 

 

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2 Responses

  1. Me gustó mucho esta información,la perfección no existe,,,pero si hacemos las correcciones de lo que no nos gusta o estamos,haciendo mal ,,todo seguiría marchando estupendamente,,sin dejar ninguna huella negativa ,en nuestras vidas. ,🇻🇪

  2. GRACIAS SUS ARTICULOS SON DE GRAN AYUDA

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